Debate

ÉTICA Y MORAL EN REPRODUCCIÓN ASISTIDA

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Miguel Ruiz
CREA (Centro Médico de Reproducción Asistida), Valencia

Publicado en la revista 11 de diciembre de 2006.

En esta ocasión queremos comenzar agradeciendo la alta participación de nuestros socios/as en este Debate tan apasionante sobre "La ética en los tratamientos de Reproducción Asistida". Esperamos que en los siguientes números todos os vayáis animando a colaborar.

Según el diccionario, la ética se define como aquella parte de la filosofía que se ocupa de la moral, de las obligaciones y de las normas que rigen la conducta humana, de lo que está bien hacer y de lo que no. Dentro de la ética, la bioética surge como aquella disciplina que se ocupa de la aplicación de la ética a los temas de la vida, de los problemas morales relacionados con los avances en el campo de la biología, de la genética, de la tecnología.

Las nuevas leyes de Reproducción Asistida y de Investigación Biomédica, así como la creación del Comité de Bioética de España, ofrecerán sin duda la posibilidad de avanzar en el tratamiento de muchas enfermedades, pero la autorización de la clonación terapéutica, la utilización de embriones humanos con fines no reproductivos y la selección genética de embriones con fines terapéuticos para terceros, abren sin duda un debate moral en nuestra sociedad.

Nosotros, que somos profesionales de este campo de la medicina, somos simples clínicos y por tanto nuestra misión es hacer aquello que consideremos más adecuado para intentar dar solución a una enfermedad. Pero sinceramente pienso que, aun no siendo filósofos, teólogos, moralistas ni políticos, no debemos cerrar los ojos e ignorar este debate moral.

Deberíamos tener la certeza de que los avances científicos vienen acompañados de un fundamento moral, aunque sólo sea por nuestra propia tranquilidad a la hora de aplicarlos. En pocas ocasiones se valora el progreso como el éxito de algo ético y moral. Lo habitual es valorarlo solo como un logro tecnológico. En los últimos años hemos progresado muchísimo desde el punto de vista tecnológico, pero ¿también desde el punto de vista moral? Uno de los fundamentos de la ética médica es el de primum non nocere y la duda moral ante estos tratamientos es si estamos sacrificando a un ser humano con el fin de salvar a otro.

Si este fuera el caso, desde luego el fin no justificaría los medios.¿Debemos considerar al preembrión como un ser humano? La única forma de responder a este dilema sería conocer exactamente el momento en que empieza esa vida y quizá el momento en que el embrión adquiere su alma.

¿En el momento en que se fecunda? ¿En el momento en que se divide? ¿En el momento en que se diferencia? ¿En el momento en que se implanta? ¿En el momento en que se forma el encéfalo?

Santo Tomás de Aquino afirmaba, en el 1.200, que no somos seres humanos hasta el octavo mes de embarazo. En el siglo XVII, Thomas Willis, médico inglés profundamente católico, afirmó por primera vez que la imaginación, las emociones, la memoria, los sentimientos… lo que nos diferencia de los animales, no están ubicados en el corazón, sino en el cerebro y estas afirmaciones parecen ser ahora confirmadas por la neurología gracias a la tecnología actual.

Algunos defienden que el preembrión no tiene alma. Que el alma sólo existe si existe el pensamiento y que la sede del pensamiento es el cerebro, y que el cerebro, comienza a desarrollarse dos semanas después de la implantación en el útero materno y que por tanto, antes, “el embrión está desalmado”.

Para nosotros, simples clínicos, conocer este hecho (en qué momento debemos considerar al embrión ya un ser un humano y no un simple grupo de células) debería ser definitivo, porque diferenciaría de forma tajante entre el hecho de llevar a cabo un tratamiento absolutamente ético o por el contrario, poder tener la sensación de estar sacrificando a un ser humano con el fin de salvar a otro.

Hasta que tengamos este conocimiento, que solo alcanzaremos cuando se desarrolle y perfeccione el “Almímetro Embrionario” (un sistema de lentes especial que se acopla al microscopio invertido y que emite una señal en el momento en que el preembrión adquiere el alma, si es que en algún momento la adquiere), me temo que tendremos que conformarnos con seguir siendo simples clínicos, convencidos de que estamos haciendo un bien para evitar una enfermedad y de que cualquiera de nosotros hubiera estado encantado de haber sido creado para poder salvar la vida a nuestro hermano, e ignorar, no el debate moral, pero sí a quienes nos critican diciendo que nos creemos dioses.

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