CÁNCER DE MAMA Y OVARIO HEREDITARIO. ¿HAY QUE PONER LÍMITES AL DIAGNÓSTICO GENÉTICO PREIMPLANTACIONAL?
Dolores Tuñón, Mònica Parriego
Servicio de Medicina de la Reproducción. Institut Universitari Dexeus.
CÁNCER DE MAMA Y OVARIO HEREDITARIO. ¿HAY QUE PONER LÍMITES AL DIAGNÓSTICO GENÉTICO PREIMPLANTACIONAL?
Se estima que aproximadamente un 5-10% de los cánceres de mama y/o ovario son de tipo hereditario (CMOH). Se han identificado dos genes de alta penetrancia responsables de la predisposición al cáncer de mama/ovario de origen genético: BRCA1 (17q21) y BRCA2 (13q12). En enfermedades de herencia multifactorial como el CMOH, la presencia de la mutación no implica que sea inevitable su aparición, pero sí aumenta significativamente la probabilidad de desarrollarla. En mujeres portadoras, el riesgo de padecer cáncer de mama cuando se es portadora de una mutación en estos genes se sitúa entorno a un 50-85% y de padecer cáncer de ovario entre un 20-50%. Sin embargo, los varones portadores aunque tienen un riesgo de padecer cáncer de mama superior al resto de la población masculina, éste resulta muy inferior al observado en mujeres (1- 6%). Las mutaciones en estos genes se encuentran en la línea germinal, heredando la primera mutación del progenitor portador mediante un patrón autosómico dominante con penetrancia incompleta. El desarrollo de la neoplasia vendrá determinado por la aparición de una nueva mutación en el alelo sano.
Los tumores de CMOH se caracterizan por una elevada tasa proliferativa y tienen tendencia a desarrollarse de forma precoz. A día de hoy, la efectividad de las opciones terapéuticas disponibles aún son limitadas y algunas de ellas muy agresivas. El hecho de que
no existan tratamientos preventivos eficaces para evitar el desarrollo de la enfermedad implica que las opciones terapéuticas de estas pacientes pasen por someterse a exámenes periódicos exhaustivos desde edades tempranas con el fin de detectar la aparición de la enfermedad lo antes posible. Éstos incluyen autoexploraciones mamarias mensuales a partir de los 18 años, mamografías anuales a partir de los 25 años, incluyendo resonancia magnética mamaria. Para el cáncer de ovario, aunque es difícil de detectar precozmente, se aconsejan dos ecografías ginecológicas anuales con determinación de marcadores tumorales. La cirugía profiláctica (mastectomía bilateral y/o salpingo-ovariectomía) es la medida preventiva disponible aunque resulta una alternativa agresiva y para que resulte eficaz hay que realizarla de manera precoz. Hay que recordar que si bien es cierto que la mortalidad por cáncer de mama se ha reducido en los últimos años, no se observa la misma disminución en los casos de cáncer de ovario. Todo ello implica importantes connotaciones negativas tanto a nivel físico como psicológico en las pacientes portadoras.
Equipos multidisciplinares integrados por genetistas, psicólogos y ginecólogos deben facilitar un correcto asesoramiento genético a parejas portadoras con deseo reproductivo. Éstas han de conocer el riesgo y tipo de cáncer que pueden padecer, las acciones para su detección, el tratamiento y
pronóstico, así como las opciones reproductivas de que disponen para eludir su transmisión a la descendencia. Las experiencias y el sufrimiento vivido por muchas mujeres y sus familias han hecho que parejas conocedoras de su condición genética decidan no tener descendencia ante el miedo de tenerles que someter a monitorizaciones continuas, generándoles preocupación al conocer su condición genética. El DGP se presenta en estos casos como una alternativa atractiva dando lugar a embarazos libres de mutaciones en BRCA, evitando abortos no deseados tras la realización de diagnóstico prenatal para el CMOH. El hecho de que los portadores de la mutación no siempre lleguen a desarrollar un cáncer de mama y/o ovario no debería ser significativo para negar la realización de un ciclo de diagnóstico genético preimplantacional (DGP), ya que el riesgo es muy elevado y, de momento, las alternativas terapéuticas son limitadas y el desgaste psicológico muy importante. Las vías para poder realizar el diagnóstico genético preimplantacional deberían ser más accesibles y permisivas por parte de las autoridades, sin necesidad de una autorización expresa caso a caso. Si en un futuro la prevención, el tratamiento y el pronóstico de esta enfermedad mejoran, el DGP en portadoras de mutaciones en BRCA ya no sería necesario, puesto que el futuro de su descendencia no estaría tan seriamente comprometido.