ÉTICA EN EL LABORATORIO DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA
Carolina Roméu
Reproducción Asistida Quirón Zaragoza.
En esta ocasión queremos comenzar agradeciendo la alta participación de nuestros socios/as en este Debate tan apasionante sobre "La ética en los tratamientos de Reproducción Asistida". Esperamos que en los siguientes números todos os vayáis animando a colaborar.
La ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre: sería la reflexión sobre las razones que convierten en válidos los comportamientos. Cuando hablamos de Técnicas de Reproducción Asistida (TRAs) la palabra ética alcanza su máximo nivel de ambigüedad ya que una determinada técnica o decisión puede resultarnos moralmente aceptable dependiendo de nuestro contexto social y cultural.
1. El primer problema ético se presenta en la propia materia prima de las TRAs: el embrión, o siendo científicamente correctos, el preembrión. Es bien conocida la postura de ciertos sectores de la sociedad que defienden el respeto a la vida humana desde el momento de la fecundación, tratando al embrión como persona y concediéndole los mismos derechos que a cualquier otra. Sin embargo, la comunidad científica tiende a primar los hechos biológicos que ven al embrión como un proceso de desarrollo continuo sobre el que debe establecerse una protección progresiva y que únicamente tiene sentido dentro de un proyecto reproductivo pero ¿resulta ética esta postura de protección gradual del embrión? En un principio, creo que nos serviría de gran ayuda establecer unas pautas sobre qué consideramos: vida humana, ser humano y persona humana para de este modo poder dotar al embrión de unos derechos adaptados a su estatus que como he comentado, irían aumentando de forma progresiva con respecto su propio desarrollo.
La vida humana comenzaría en el mismo momento en que se produce la fecundación, con el cigoto, el embrión preimplantacional está formado por un agregado de células vivas, células humanas que deberían gozar de un estatus de mayor significación que la que pueda tener la sangre o cualquier otro órgano o tejido humano aislado.
El ser humano aparecería cuando el aglomerado de células inicia la expresión de factores de diferenciación celular (día 14 post-fecundación), desencadenando la formación de la notocorda que será el inicio del sistema nervioso del embrión; es a partir de este momento cuando el preembrión pasa a denominarse embrión, convirtiéndose en una pequeña persona en potencia.
Con respecto a qué consideramos persona humana, se pueden establecer dos niveles: persona física, que correspondería al momento en el que el embrión comienza a adquirir forma humana (denominándose feto) y persona social, que aparecería tras el nacimiento, cuando el bebé comienza a interaccionar con la sociedad y viceversa. De hecho, el artículo 30 del Código Civil español dice que para los efectos civiles, sólo se reputará nacido (persona) el feto que tuviere figura humana y viviere 24 horas enteramente desprendido del seno materno.
2. El segundo problema ético radica en los fracasos de fecundación y/o implantación embrionaria.
Se nos podría plantear la duda sobre la moralidad de generar vida humana sabiendo que existe cierto porcentaje de extinción de la misma, aunque indudablemente podríamos alegar que lo que pretenden las TRA es justamente lo contrario, de lo que trata es de apostar por la vida y los fracasos tanto en fecundación como en la posterior implantación del embrión son resultados no deseados.
3. La tercera cuestión ética podría presentarse en el momento de seleccionar los embriones a transferir ¿por qué elegimos unos y no otros? ¿estamos discriminando ilógicamente preembriones que darían lugar a futuros bebes? En absoluto, la finalidad de la selección embrionaria se fundamenta en lograr transferir aquellos embriones óptimos para su implantación y posterior desarrollo en el vientre materno, no es una selección indiscriminada sino dirigida a potenciar las probabilidades de embarazo.
4. Y con respecto a los embriones sobrantes ¿qué hacemos con ellos? ¿qué es lo más correcto? ¿qué es ético? Actualmente las opciones son varias: mantenerlos crioconservados para el uso de la propios cónyuges, donarlos a otras parejas, derivarlos a investigación o simplemente desecharlos. La decisión debe ser tomada única y exclusivamente por la pareja que se somete al proceso reproductivo aunque, sin lugar a dudas, eliminar los embriones sobrantes sería una gran equivocación. Donarlos a otras parejas es una posible solución basada en la propia finalidad de las TRA, la procreación humana. Por otro lado, nos podrían achacar que la crioconservación afecta a la dignidad del preembrión al quedar este en un estado de sometimiento, frenando su desarrollo vital. Sin embargo, dicha afirmación sería totalmente errónea puesto que lo que se pretende con el almacenaje no es detener su desarrollo sino lograr el futuro embarazo de la pareja mediante el uso de dichos embriones crioconservados. La donación de los embriones sobrantes para investigación es un tema que ha generado y genera mucha polémica, hasta hace poco sólo se permitía la caracterización genética de los embriones con finalidad terapéutica y/o preventiva mediante diagnósticos pre-implantacionales (DGPs).
5. Otra duda ética muy de moda actualmente es la investigación y experimentación con células madre embrionarias, procedentes de la ICM del blastocisto, investigación que se presenta como una de las grandes apuestas del futuro; las células pluripotentes del tejido preembrionario pueden utilizarse para producir líneas celulares cuya finalidad es la regeneración de tejidos o, hipotéticamente, órganos para transplantes. ¿Es esta experimentación lícita? ¿sería ético generar embriones cuya finalidad fuera la investigación? La reciente Ley de Reproducción Asistida, Ley 14/2006, contempla la posibilidad de destinar embriones sobrantes de un ciclo de TRA a investigación con células madre, siempre y cuando se cuente con el consentimiento de la pareja y esta conozca el tipo de experimentación a la que van a ser destinados sus embriones. Por lo tanto, si la pareja está de acuerdo y vamos a tener la oportunidad de utilizar un material altamente preciado que de lo contrario se limitaría a permanecer de por vida en un tanque de nitrógeno por qué no adentrarnos en un campo apasionante que puede aportar grandes beneficios a la humanidad.
Un gran maestro me brindó un día la frase perfecta, escueta pero llena de contenido: Hay que creer en el futuro (2). En efecto, la Ciencia no es nociva, lo será el mal uso que hagamos de ella, no debemos temerla e impedir su avance sino someterla a un debate constante, a un control legislativo y a una concienciación ciudadana adecuada.
Referencias
(1) Código Civil español, Del nacimiento y la extinción de la personalidad civil, Cap.1o, artículo 30
(2) Entrevista al Dr. Egozcue, Mayo 2004