Debate

UN BIÓLOGO ACREDITADO

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Esther Fernández García.
ESHRE Senior Clinical Embryologist.

Publicado en la revista 13 de diciembre de 2008.

Todos sabemos que estamos viviendo la era de la calidad y de la acreditación, términos que no sólo son utilizados de rutina en un Laboratorio de Fecundación in vitro, sino que acompañan al científico a lo largo de su carrera profesional. La diferencia es que ahora es la ley la que obliga a todos por igual a cumplir unos estándares de calidad y es cuando paradójicamente el embriólogo, que siempre ha estado en ese camino, debe demostrar más que nadie su valía, sólo porque no tiene una especialidad reconocida.

Cuando terminé mi carrera de Biología allá por el siglo pasado, tenía claro que mi profesión sería la investigación en el campo de la genética humana. Nunca decidí hacer a propósito una carrera profesional que no estuviera reconocida como “especialidad”, simplemente era lo que había. Al salir de la facultad me presenté al examen de BIR, ese año salían 8 plazas para biólogos en toda España, preferiría no decir el puesto que obtuve, sin embargo puedo aseguraros que fueron muy  pocos los afortunados. Una vez agotada la opción Institucional pasé a la otra opción, la de ofrecerme como “asistente voluntario” en un Laboratorio de Genética por los distintos hospitales de Madrid. En pocos meses estaba trabajando y en unos años pude leer mi tesis doctoral en genética humana.

Ya tenía mi primer título después de la licenciatura que acreditaba mi experiencia en el laboratorio como “genetista”. Fue entonces cuando dejé mi etapa de becario de investigación,  para pasar a formar parte, como facultativo, del equipo de Reproducción Asistida en el mismo centro de Madrid,   me volvió a pasar, sin querer volví a elegir una profesión que tampoco tenía especialidad, la de biólogo de reproducción o como ahora todos conocemos la de “embriólogo”.

Es en este momento, cuando estoy desarrollando mi labor en el sector sanitario, que soy consciente de que los biólogos (esas 8 plazas de BIR) que tenían la posibilidad de adquirir una formación especializada siguiendo los mismos programas formativos que los establecidos para médicos y farmacéuticos, no obtuvieron un título oficial de especialista hasta la publicación del Real Decreto 1163/2002, de 8 de noviembre, por el que se crean y regulan las especialidades sanitarias para químicos, biólogos y bioquímicos. En un intento por acreditar nuestra labor, la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción, ASEBIR, y el COB decidieron conjuntamente otorgar una cualificación de especialista en reproducción asistida. Cumpliendo con los requisitos se me otorgó el segundo Título, esta vez se acreditaba mi experiencia como “embrióloga”. De la misma manera la Asociación Española de Genética Humana, AEGH, decidió otorgar una acreditación en genética humana, con el fin de poder definir un grupo de “especialistas” en un área que, como la nuestra, no puede hacerlo de manera institucional. Pues bien este era mi tercer título que me acreditaba como especialista en Genética Humana. Como podéis ver me convertí en un acreditado biólogo embriólogo genetista, todo esto en la friolera de 20 años de profesión. Muchos de nosotros, aconsejados por nuestras asociaciones científicas y colegios oficiales, pensamos que este era un buen momento para que se nos reconociera como especialistas; sería la Comisión Nacional de la Especialidad de Análisis Clínicos para Químicos, Biólogos y Bioquímicos quien evaluaría nuestra trayectoria profesional, sin embargo nuestros expedientes fueron archivados.

Volvemos a poner los pies en el suelo, estas acreditaciones sólo tienen “valor” entre los profesionales de genética y embriología y en el ámbito de nuestro país, todos sabemos que somos Europeos y es aquí donde tenemos que medirnos. Como no podía ser de otra manera, me presenté con mi CV debajo del brazo al Senior Clinical Embryologist Certification, otorgado por el Comité Ejecutivo de European Society for Human Reproduction & Embryology (ESHRE). Pues bien, este cuarto título me acredita como embriólogo también en el resto de Europa.

Todos sabemos en el fondo que si nuestra profesión fuera una especialidad reconocida, no hubiera sido necesario haber pasado tantos tribunales de evaluación, para demostrar que estamos acreditados.

El ejemplo más claro lo tenemos cuando vemos a nuestros compañeros de profesión, los Ginecólogos, que trabajan día a día con nosotros, ellos son médicos especialistas y por ello se les presume acreditados. ¿Cuándo lo estaremos nosotros? O dicho de otra forma ¿Cuándo empezaremos nosotros mismos a considerarnos acreditados?

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