¿Y AHORA QUÉ?
Antonio Urries López. Reproducción Asistida Quirón Zaragoza.
En este número el tema propuesto es: “¿Cuál es vuestra opinión acerca del procedimiento y criterios de Certificación en Embriología Clínica puesto en marcha por la ESHRE?”
Para la siguiente revista el tema que proponemos es: ”Turismo reproductivo“. Igualmente queremos abrir esta sección no sólo para debatir sobre este tema, sino como vía de opinión sobre cualquier asunto que consideréis de vuestro interés. Os animamos por ello para que plasméis inquietudes, dudas, comentarios… que os puedan surgir en el desarrollo de vuestra actividad.
De entrada debo expresar que por principios me parece estupenda cualquier iniciativa que conlleve un acercamiento al reconocimiento “institucional/legal” de nuestra especialidad, independientemente de que pueda considerar más o menos acertado el procedimiento que se ha llevado a cabo. Lo que no debemos olvidar es que únicamente es eso, un paso más, otra posible herramienta que permita que en un futuro se nos conceda el título de “especialistas” que con tanto anhelo buscamos y con tanta frecuencia estamos “acreditando”.
¿Y ahora que? Se me ocurren tres puntos importantes que deberían impedir que iniciativas como esta acaben muriendo en el olvido o como un papel más colgado en nuestros laboratorios.
El primero hace referencia al nivel de participación en esta Certificación en Embriología Clínica. Creo que podemos estar contentos de la alta respuesta que ha habido entre los “viejos senior” (como nos llama mi amigo Joan Sarquella). Algo que no es de extrañar ya que llevamos años luchando por este tema y cabezudos somos, pero no podemos quedarnos en eso, ahora debemos empujar a los jóvenes a que se suban a este carro. Es obligación nuestra (de los senior) trasmitirles la importancia de esto y ayudarles a vencer la pereza y/o miedo que puede suponerles el tener que someterse a otro (uno más) examen. No se trata únicamente de un (otro más) examen. Se trata de nuestra especialidad y de nuestro reconocimiento profesional.
El segundo punto queda en manos de ASEBIR principalmente. Se basa en la instrumentalización que debe hacerse de esta iniciativa (sin olvidarnos de otras iniciativas pasadas) como argumento de peso en el Ministerio de turno, hacia ese reconocimiento “institucional/legal” que mencionaba al principio. No debemos olvidar que se trata de una iniciativa europea promovida por una sociedad científica importante con más de 4.000 miembros y con presencia en más de 100 países. Me consta la importancia que tiene todo ello en la actual Junta Directiva de Asebir así como la que ha ido teniendo en las anteriores desde el momento de la creación de nuestra Asociación. Espero que las siguientes sigan por el mismo camino.
Y el tercer y último punto es un poco más…especial. Se trata de nosotros mismos. Licenciados superiores, acreditados o en proceso de acreditación (me da igual), con una formación altamente especializada en Reproducción Asistida Humana.
Posiblemente no haya otra especialidad clínica (reconocida o no) que exija a sus componentes una formación tan completa como la que se pretende con la de Embriología Clínica, que aúna conocimientos en Biología, Fisiología, Endocrinología,…De hecho, la denominación de Embriólogo Clínico parece que queda hasta insuficiente, pero eso es lo de menos, es sólo cuestión de nomenclatura.
Pero ¿realmente cuál es nuestro trabajo? ¿Se corresponden los conocimientos exigidos con las tareas que estamos realizando en nuestro día a día?
Hacer una prueba, leer la nueva edición del cuaderno de Embriología Clínica de ASEBIR: “Recomendaciones sobre recursos humanos y físicos para el laboratorio de reproducción”. Capítulo II. Recursos Humanos. ¿Se corresponde con vuestra situación personal? ¿Quién toma las decisiones técnicas? (el hacer o no una ICSI es una decisión técnica, por ejemplo) ¿Quién realiza en vuestro laboratorio las tareas asignadas al Director del mismo? ¿Quién informa y asesora a los pacientes sobre aspectos biológicos y de laboratorio referentes a su caso? ¿Quién decide si se puede o no realizar un trabajo de investigación? (“¿Qué los pacientes son de quien…?”). Y ahora responder: ¿Somos licenciados superiores altamente especializados o meros operarios en manos de otros especialistas posiblemente menos cualificados?
Quizá sería interesante realizar una encuesta entre todas las Unidades de Reproducción Asistida para conocer el papel real que actualmente desempeñamos y si estamos contentos con ello.
De los tres puntos tratados, está claro que “técnicamente” los dos primeros son los más importantes de cara a conseguir nuestro objetivo de dejar de ser “acreditados” y empezar a ser “especialistas”, pero que queréis que os diga, me pasa al contrario que a la mujer del Cesar: además de parecerlo yo quiero serlo.
Animo a todos y adelante. Y, quizá en un futuro, podremos ver a un Embriólogo Clínico no ya como Director Técnico de un Laboratorio sino incluso como Jefe de Servicio de una Unidad de Reproducción Asistida de un Hospital Público. (esto va por ti Manuel).